Los Trastornos Mentales
Se le llama trastorno mental al síndrome o patrón de carácter psicológico sujeto a interpretación clínica que, por lo general, se asocia a un malestar o a una discapacidad, una alteración que repercute sobre los procedimientos afectivos y cognitivos del desarrollo, la cual se traduce en dificultades para razonar, alteraciones del comportamiento, impedimentos para comprender la realidad y para adaptarse a diversas situaciones. Se pueden ocasionar por factores biológicos, neurológicos, ambientales o psicológicos.

En el psicoanálisis, por ejemplo, una persona deprimida puede tener una estructura neurótica, perversa o psicótica. Más aún, una persona con algún delirio o alucinación puede ser igualmente de estructura neurótica, perversa o psicótica. Las alteraciones o malestares de los que sufre una persona no son determinantes para hacer un diagnóstico, ni ubicar a una persona en una u otra estructura.
En el psicoanálisis, cuando hablamos de síntoma no nos referimos a una manifestación física observable, como en el caso de la psiquiatría. El síntoma se refiere al relato que hace el paciente y la forma particular en cómo se enlazan los diversos elementos psíquicos, es decir, el síntoma no es el malestar tal cual del paciente (depresión, problemas sexuales) sino los elementos anteriores que desembocan en ese malestar.
El diagnóstico en psicoanálisis, el determinar qué estructura tiene una persona, no depende del malestar transitorio que tenga en tal o cual momento, no depende del “ánimo” que tenga una persona, sino depende del cómo se entrelazan los elementos psíquicos de la persona. Por ejemplo, un neurótico o un psicótico pueden tener una alucinación, la misma alucinación incluso. ¿Qué varía? Para el neurótico tendrá un significado, una explicación y una causa muy diferente que para el psicótico. Será por medio de estas diferencias y no el fenómeno en sí (la alucinación) que se realice el diagnóstico.
Cabe aclarar que la estructura no es algo que se “cura” o se modifica en psicoanálisis. Tal o cual estructura no es un trastorno, entendido como una perturbación, ni tampoco es una enfermedad mental. Se trata del edificio psíquico que tiene una persona y, como tal, ni es un padecimiento, ni el propósito es eliminarlo; la inteción es resignificarlo y que la persona responda por sí misma.
Como última diferencia, la estructura de una persona no se modifica por el ánimo o por las manifestaciones externas. Pensemos en alguien con estructura neurótica: será neurótico si está triste o deja de estarlo, si tiene problemas sexuales o no, si tiene anorexia o bulimia, etc. La estructura no se determina por estas manifestaciones y, por lo tanto, no desaparece en cuanto se modifican las condiciones.