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EL PSICOANÁLISIS DE LOS CUENTOS DE HADA

El hecho de ser feliz, fin último de todo ser vivo, lo buscamos desde que somos pequeños y son los cuentos los que hablan sobre los problemas internos de los seres humanos y las soluciones que le podemos poner; pero ante todo tenemos que saber que su objetivo no es descubrir el mundo, no tienen que ser reales; toman la realidad diferente a la cotidiana. Los niños ven la vida con imaginación, y así es como tienen que resolver los conflictos que les surjan.

 

Conforme vamos creciendo, este sentido se lo dan las experiencias. De pequeños, esas experiencias son inexistentes; son los cuentos de hada los que nos las proporcionan, viéndose reflejados en esos personajes. 

 

Charles Dickes sostenía que las imágenes de estos cuentos ayudan a los niños a lograr una conciencia más madura para apaciguar las caóticas 

pulsiones del incosciente, los cuales se hacen comprensibles al ser representados por personajes en una historia; o se adjudican a sus juguetes o el juego. Otras son simplemente demasiado complejas. Esta externalización de pulsiones incoscientes puede ser muy valiosa, pero se convierte en peligroso si el reconociemiento del significado incosciente de la conducta llega a la conciencia antes de haberse alcanzado una madurez suficiente como para sublimar los deseos que no se pueden satisfacer en la realidad.

 

Escuchando atentamente el cuento repetidas veces, las asociaciones libres referentes a la historia le proporcionarán su propio significado personal del cuento y le ayudarán, así, a enfrentarse a los problemas que lo torturan (esto lo sienten por no ser capaces ni de entenderse ni de controlarse a sí mismos) como por ejemplo, el Complejo de Edipo que puede apreciarse en diversos cuentos de hada, en los que el caballero tiene que rescatar a la princesa cutodiada por un dragón. Pueden darse dos prespectivas:

 

1. El niño se ve reflejado en el caballero que quiere rescatar a su princesa, su madre, luchando con la fuerza mayor (el dragón) que es el que le produce rabia y celos. Cuando vuelve al mundo real, quiere mucho a su padre y toda la rabia ha sido descargada sobre ese dragón, por lo que no tiene nada de lo que arrepentirse.

 

2. La niña es la princesa, que quiere ser rescatada y liberada por su príncipe. El padre es caracterizado en todos los cuentos como el bueno; la madrastra es la mala: tiene celos del padre que quiere a su hija. Simbólicamente, la niña lucha contra esa bruja malvada, pero en la vida real la necesita y es la que le proporciona todos esos cuidados y mimos. Ese príncipe es sustituido por otro hombre conforme la niña crece.

 

Es por eso por lo que es tan importante que se les cuenten estas historias: los niños ven que los padres aceptan esta actitud, las comparten con ellos y que no tiene nada de malo. De esta forma, los niños superan esta etapa conflictiva y angustiosa para ellos, resuelta gracias a los símbolos.

Un libro muy conocido que extiende este concepto es Bruno Bettelheim, con su obra El Psicoanálisis de los Cuentos de Hada

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